35 años de Cesco

En agosto, el mes de la minería, Cesco celebró su 35 aniversario. Nacimos a mediados de la década de los ochenta, en momentos difíciles para Chile, en medio de un conjunto de fuerzas que pugnaban para recuperar la normalidad democrática. En esos años, se dio una importante discusión en torno al futuro rol de la minería como vehículo de crecimiento para Chile. Atraída por una geología excepcional y por las condiciones favorables de la legislación minera del régimen militar, se desarrolló una intensa actividad de exploración en nuestro territorio que confirmó la calidad y potencial del recurso minero. 

La encrucijada de entonces era si el país debía desarrollar dichas reservas o “guardarlas”, regulando la oferta, a la espera de mayores precios en el futuro, posición que suponía la existencia de un poder monopólico en los mercados y una baja amenaza de sustitución del cobre. La posición de Cesco fue clara: el país necesitaba crecer y para ello ampliar su producción minera, de la mano de la inversión de Codelco y la minería privada. 

A más de tres décadas de esa discusión, lo acontecido muestra que Chile tomó la decisión correcta. El impresionante crecimiento de la inversión y producción de cobre que pasó de 1,5 a 5,5 millones de toneladas de cobre fino en poco más de diez años, fue la base material que posibilitó un conjunto de otros desarrollos que cambiaron la cara al país.

Hoy el sector minero está nuevamente enfrentando una compleja decisión. Después de un largo período de altos precios, con significativos incrementos de producción, hoy la minería enfrenta la necesidad de actualizar su propuesta de valor, considerando que ya no es posible crecer a las tasas históricas. Con mucho esfuerzo y altas inversiones, la producción de cobre de Chile difícilmente sobrepasará los 6 millones de toneladas anuales, por lo que debe avanzar en incrementar el valor por tonelada de cobre producida.   Al mismo tiempo, es necesario encontrar los espacios de mutuo beneficio para construir acuerdos estables para crear valor para las empresas, comunidades y el estado, cuidando el medioambiente y sus ecosistemas. 

Este desafío es mundial y los países que se preparen y lideren esa transición serán los que capturen la mayor parte del valor social que la minería puede generar operando bajo un paradigma renovado. La minería del siglo XXI es una que no sólo se remite a ofrecer trabajo y “cero daño”, sino que debe realizar una búsqueda activa de empleos de calidad y  en capacidad de innovación que nos acerque a los desarrollos de inteligencia artificial, electromovilidad y otros similares. Esto debe hacerse en un contexto de inclusión social, cuidado del medioambiente y adaptación y mitigación del cambio climático, entre otros elementos. Un imperativo para liderar esta transición es participar activamente en el cambio tecnológico. Los seguidores tendrán que esforzarse para no quedar fuera del nuevo paradigma y solo conformarse con una fracción de las oportunidades y del valor que otros estarán creando y capturando.

El desafío no se refiere a si hay que tener menos o más minería, un mundo sustentable necesita más minería.  El desafío no es fácil, y no puede ser enfrentado con el esfuerzo aislado de una empresa minera, por importante que sea. Esta es una exigencia para el “team Chile” en su conjunto. 

De una vez por todas requerimos una mirada de largo plazo con el Estado con un rol orientador claro, coherente y ágil que convoque a la industria y sociedad civil para co-construir una política minera para el país. 

Para conmemorar nuestros 35 años de historia quisimos oír la voz de líderes de opinión del ámbito político y la invitación fue a responder la pregunta ¿Qué quiere Chile de su minería? De esta discusión, pudimos constatar que existe un amplio espacio para que el mundo político ejerza un rol frente al desafío descrito. Quienes participaron de este debate coincidieron, aunque con importantes matices, que la minería es un sector crucial para el desarrollo del país. Pero no basta con declarar que la minería es importante, lo relevante es generar las condiciones políticas, sociales, regulatorias para que la minera efectivamente pueda desarrollarse y aportar de manera armónica al desarrollo de Chile.  Esto requiere visión de largo plazo, estrategia y liderazgo. Es en estos aspectos que aún tenemos bastante camino por recorrer. 

Las autocomplacencias y las defensas tan cerradas de sectores de la minería en nada ayudan a generar un ambiente de confianza. Tampoco ayudan posiciones que tienden a ver a la minería como el malo de la película, negándole todo aporte al país, al contrario, se necesita una sociedad y clase política que entienda la importancia y complejidad de la minería.

Desde Cesco hacemos un llamado a todos los interesados en el desarrollo de una minería sustentable para Chile, a abrirse a una discusión seria escuchando con respeto y empatía las posiciones críticas, única forma posible de superar con éxito el desafío que hoy enfrentamos. Es nuestro compromiso ser un espacio de encuentro para que esta conversación nacional ocurra.