La minería del mañana, hoy

El impacto del Covid-19 en nuestras vidas, la economía global y las empresas, es algo que aún estamos lejos de dimensionar. Hay algo eso si que se repite en todos los análisis: la pandemia como un catalizador de cambios. Y si bien es tentador imaginar cómo será nuestra vida desde el ansiado retorno, la verdad es que resulta muy difícil imaginarlo. La palabra retorno habla de volver a un lugar que ya conocemos y mi impresión es que éste ya no existe.

¿Qué tiene que ver esto con nuestra minería? La analogía también es extrapolable a las actividades productivas en todas sus dimensiones. Partamos por el cambio tecnológico, que ya estaba en pleno despliegue antes de marzo de este año y que desde entonces se instaló con marcha forzada, y cuáles son sus principales implicancias para el negocio. El trabajo remoto parece ser el más obvio, ahora que se volvió necesario no sólo por razones de productividad sino de salud de sus trabajadores y comunidades. Es decir, pasamos de un imperativo productivo tradicional a un ámbito ético donde la minería se siente cómoda y habla con convicción, sobre la base de sus esfuerzos históricos, sus logros evidentes y su liderazgo nacional: el cuidado de la vida. En este sentido aquellos que, dentro del sistema productivo, veían con desconfianza el avance de la digitalización, ven hoy mayoritariamente oportunidades, y las resistencias culturales o de intereses van cediendo paso a una mirada más benigna.

Los centros de operación remota de plantas y equipos mineros, que ya venían funcionando en varias compañías, se hacen hoy un estándar. Hay también tareas de apoyo a las operaciones que pueden ejercerse fuera de las faenas, lo que tiene implicancias para los niveles de posibles contagios, y desde el punto de vista de la seguridad y costos: disminuyen traslados, alimentación y servicios de hotelería, sólo por mencionar algunos. Por otro lado, las labores de mantenimiento mayor son un ámbito que es esencial de mantener en la faena, pero sabemos los espacios que pueden ganarse ahí especialmente con planificación y uso de datos para prevenir y predecir las fallas y optimizar esos procesos.

¿Y qué más viene? Otras tecnologías como la automatización de equipos, sobre todo en el ámbito de las operaciones, data analytics y su consiguiente mejora en la toma de decisiones y disminución de variabilidad en los procesos, y el trabajo de re-pensar todas las labores extractivas de la mina a través de una mejor caracterización de las fases para asimilarla a un proceso continuo. Sólo por mencionar algunas.

Aun será necesario imaginar el impacto de estos cambios en las regiones mineras. En el caso de la remotización del trabajo uno podría pensar que ya no será necesario habitar en la región donde se ubica la faena, y ni siquiera en el país donde ocurre la labor extractiva o de proceso.  Aquí parece que resulta imprescindible indagar más para evaluar las consecuencias de este fenómeno no sólo en el ámbito productivo sino también de las cadenas de valor y fuentes de valor compartido y licencia social para la actividad minera. También es necesario evaluar, en este sentido, la disrupción a la que está sometido el mercado energético con la entrada masiva y repentina de las energías renovables y la apuesta por la industria del hidrógeno en el Norte de Chile. Podríamos pensar que los cambios se darán con la gradualidad necesaria para que, por una parte, haya un recambio generacional de la fuerza laboral que pueda hacerse cargo con mayor naturalidad de las nuevas tecnologías y, por otro, se generen nuevas fuentes de trabajo relacionadas a los servicios anexos a estas nuevas tecnologías, lo que requerirá de alguna política en torno al abastecimiento local y nacional. Sin embargo, lo que vemos sin duda es que la pandemia acelerará estos procesos de adopción tecnológica y, por lo tanto, la urgencia de pensar en ellos desde la perspectiva de las políticas públicas para lograr los mejores resultados no sólo a nivel productivo, sino también a nivel de la industria completa, y a nivel territorial, regional y nacional.

Finalmente, hay otra forma de mirar el fenómeno. Sólo las empresas que abracen estos cambios y los lleven a su máximo potencial, serán capaces de capturar el valor de producir un cobre de manera más eficiente que en otros distritos del mundo. Chile está bien posicionado para eso por lo demás. Si así sucede, es más probable que el escenario descrito anteriormente se dé con mayor seguridad.  Y, una vez más, éste es un camino que no pueden recorrer las mineras a solas, sino que de la mano del gobierno y las comunidades.

 

Hay momentos en la historia en que de un día para otro lo que es políticamente correcto o públicamente aceptado, deja de serlo. Ejemplos hay varios en los últimos años, pero qué duda cabe de lo sucedido en las últimas semanas en torno a todo tipo de abusos; de poder, sexuales y de conciencia. En el caso de la violencia de género se ha destapado una herida abierta por siglos. Sí. Por siglos el género femenino ha sido objeto de menoscabo en su dignidad.

De muestra, un botón: en una conversación improbable con dos mujeres más, también junta poco probable y con esto digo que no éramos amigas, en un dos por tres comentamos de episodios en nuestras historias en donde hubo acoso. Un profesor de la universidad, el marido de una amiga de la mamá, un desconocido.

Apostamos en ese momento que si hacíamos una encuesta quizá todas, todas las mujeres, habíamos sido transgredidas en algún momento. Desde un pellizcón en el traste en uniforme colegial en adelante, hechos guardados con cierta vergüenza y, por lo mismo, no compartidos.

Ni hablar de las brechas de género en el ámbito profesional, legal y cultural. Es sólo que lo sucedido en las últimas semanas fue la gota que rompió una represa gigante.

¿Qué mostraron las mujeres en la marcha, más allá de las pechugas? Me parece que ira. Toneladas de ira saliendo a chorro.

Hubo discusión entre las féminas respecto de si no se les había pasado la mano. De que así no se conseguiría nada. De que es desde el mundo de las ideas de donde verdaderamente se abrirán posibilidades de un mundo más equitativo. En fin…

Bienvenida la discusión y todo tipo de manifestaciones para que de a poco se vaya poniendo luz en todos los planos del desigual mundo de las mujeres y los hombres. Y paciencia con los hombres que parecen estar sorprendidos unos, descreídos otros y varios ya aburridos con la mujer «tan de moda».

Estoy segura que en el plano más íntimo de las conversaciones entre las parejas, amistades y laboral, estamos todos por fin intercambiando reflexiones. ¡En buena hora!